Medio Ambiente
El lucrativo mercado negro de los huevos: ganancias millonarias en juego
Resumen de la noticia:
¿Qué? Jeffrey Lendrum, conocido como el ‘Pablo Escobar del contrabando de huevos’, ha sido protagonista en el tráfico ilegal de huevos de aves en peligro de extinción por décadas.
¿Quién? Jeffrey Lendrum, ciudadano zimbabuense-irlandés.
¿Cuándo? A lo largo de las últimas décadas.
¿Dónde? Ha sido arrestado en Quebec, Birmingham, São Paulo, Londres, entre otros lugares.
¿Cómo? Utiliza métodos arriesgados para robar huevos de aves protegidas, como hacerse pasar por fotógrafo de National Geographic o transportar huevos en calcetines adaptados.
¿Por qué? Lendrum persigue la venta ilegal de huevos, con un alto valor económico, aprovechando la demanda de aves exóticas por parte de coleccionistas y aficionados a la cetrería.
Tráfico ilegal de huevos de aves en peligro de extinción: Un problema creciente
En el mundo del tráfico ilegal de fauna silvestre, existe una modalidad poco conocida pero extremadamente lucrativa: el tráfico de huevos de aves en peligro de extinción. Este delito, con un protagonista destacado como lo es Jeffrey Lendrum, ha captado la atención de las autoridades y expertos en conservación por su impacto devastador en la biodiversidad del planeta. ¿Pero quién es realmente Jeffrey Lendrum, y cuál es la magnitud de este problema?
Jeffrey Lendrum, descrito como el ‘Pablo Escobar del contrabando de huevos’, ha mantenido una carrera delictiva por décadas, robando huevos de aves valiosas de nidos en todo el mundo. Desde África hasta América del Sur, Lendrum ha sido detenido en múltiples ocasiones con huevos de especies como el gerifalte, el halcón peregrino y el halcón pálido, entre otros. Su destreza para eludir la ley lo convierte en un personaje casi legendario en el mundo del tráfico de fauna silvestre.
La motivación detrás de este delito radica en el enorme valor económico de los huevos de aves exóticas. Por ejemplo, una docena de huevos de halcón puede alcanzar los 80.000 euros en el mercado negro. La demanda de estos huevos, principalmente en países de Oriente Medio y Asia, impulsa a traficantes como Lendrum a arriesgar su libertad por obtener ganancias sustanciales.
El impacto del tráfico ilegal de huevos
El tráfico de huevos de aves en peligro de extinción tiene consecuencias devastadoras para la naturaleza. La sobreexplotación de especies como los halcones y loros puede llevar a una disminución significativa de sus poblaciones, poniendo en riesgo su supervivencia a largo plazo. Además, el método utilizado para el transporte y venta de estos huevos implica un nivel de crueldad hacia las aves y sus crías que resulta inaceptable.
Desde Brasil hasta España, este problema se ha extendido por todo el mundo, con redes criminales dedicadas a la expoliación de nidos de aves protegidas. La colaboración entre autoridades internacionales para combatir este tipo de delitos es crucial para proteger la fauna silvestre y garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas.
Conclusiones finales
En un mundo donde la biodiversidad se encuentra amenazada por múltiples factores, el tráfico ilegal de huevos de aves en peligro de extinción representa una de las mayores amenazas para la conservación de la vida silvestre. Es necesario tomar medidas contundentes para detener a traficantes como Jeffrey Lendrum y proteger a las especies vulnerables de la depredación humana.
En resumen, el tráfico ilegal de huevos de aves en peligro de extinción es un problema creciente que requiere la atención y acción inmediata de la comunidad internacional. Solo a través de la cooperación y el compromiso con la conservación del medio ambiente podremos preservar la riqueza natural de nuestro planeta para las generaciones futuras.
Resumen de la noticia
¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Qué fue antes, el tráfico de huevos de aves en peligro de extinción o las actividades de Jeffrey Lendrum? La segunda pregunta produce menos dolor de cabeza, porque seguro que a lo largo de la historia más de uno se ha beneficiado de esta singular compraventa, pero lo cierto es que estamos ante una modalidad delictiva con un protagonista muy claro que, además, se caracteriza por una asombrosa veteranía en su especialidad. Si leemos alguna noticia sobre tráfico de huevos de ave, podemos estar prácticamente seguros de que el nombre de Lendrum aparecerá en algún momento, si es que no lo tenemos ya en la primera frase como responsable del suceso en cuestión. ¡Hasta hay un libro que relata sus correrías! El foco en una sola persona tiene doble filo: por un lado, este ‘Pablo Escobar del contrabando de huevos’, como han llegado a llamarlo, puede acabar envuelto en un aura romántica de criminal aventurero y atraer a otros hacia su particular ‘disciplina’; por otro, su popularidad sirve también como recordatorio de que hay más desaprensivos que se están enriqueciendo a base de esquilmar nidos por todo el planeta.
Así que empecemos por Lendrum. Este ciudadano zimbabuense-irlandés entró por primera vez en el radar de las autoridades en los años 80, cuando participaba como voluntario junto a su padre en el programa de conservación del águila negra africana del parque nacional de Matobo, en la recién nacida república de Zimbabue. El pequeño Lendrum era un fenómeno trepando por árboles y rocas para inspeccionar los nidos y resultaba muy valioso para el proyecto, pero, en un registro del domicilio familiar, la Policía dio con ochocientos huevos. Su contribución al programa había sido algo parecido a la vieja idea de poner al zorro a cuidar de las gallinas. Ahí surgió una vocación a la que Lendrum se ha mantenido fiel toda su vida. En 2002 lo arrestaron en Quebec con huevos de gerifalte, el más grande de los halcones: él y su cómplice se habían hecho pasar por fotógrafos de la National Geographic Society y habían contratado helicópteros para que los trasladasen a los remotos parajes árticos donde habita la rapaz. Hay un vídeo en el que se ve a Lendrum descolgarse desde uno de los aparatos hasta situarse al nivel de los nidos.
En 2010, lo pillaron en el aeropuerto de Birmingham, cuando llevaba catorce huevos dentro de calcetines de lana que se había adherido al abdomen: eran de halcón peregrino, procedían del sur de Gales (ahí le tocó hacer rápel por los acantilados) y aseguró que se los llevaba a su padre a Zimbabue, para su colección, aunque estaba a punto de subirse a un vuelo a Dubái. Al registrar su Vauxhall, en el párking, encontraron una incubadora alimentada por el encendedor del coche. Su siguiente encontronazo con la ley llegó en 2015 en São Paulo, de nuevo a punto de tomar un avión hacia Emiratos Árabes Unidos: le localizaron una incubadora con cuatro huevos del excepcional ‘halcón pálido’, procedentes de la parte chilena de Tierra del Fuego. La justicia brasileña le condenó a cuatro años y medio de cárcel, pero logró escapar del país mientras estaba en libertad condicional. En 2018, en el aeropuerto londinense de Heathrow, le interceptaron al aterrizar de Sudáfrica con diecinueve huevos de varias especies (águila pescadora africana, azor blanquinegro…) y dos polluelos de buitre, todo ello en un cinturón ‘customizado’ para su transporte. Le cayeron tres años de prisión, que ahora mismo sigue cumpliendo.
Las andanzas de Jeffrey Lendrum sirven para entender algunas características de este tráfico ilegal. Lo primero, su motivación, ya que los profanos no llegamos a hacernos una idea del tremendo valor económico de esos huevos. En el caso de 2010, los trece huevos de halcón que no se habían malogrado se valoraron en unos 80.000 euros: 11.000 por cada polluelo hembra y la mitad por cada macho. «En 2013, en Doha (Catar), un hombre presuntamente pagó más de 200.000 euros en el mercado legal por un gerifalte blanco», apunta Joshua Hammer, autor de ‘The Falcon Thief’ (el ladrón de halcones), el libro que indaga en la carrera delictiva de Lendrum. Los itinerarios del delincuente también nos ponen en contacto con dos centros neurálgicos de este mercado negro: uno es Brasil, frecuente punto de partida del tráfico de huevos de aves amazónicas, muchas veces con entrada en Europa a través de Portugal, aprovechando los numerosos enlaces aéreos entre ambos países; el otro es Dubái y en general la Península Arábiga, destino habitual del tráfico de huevos de halcón, donde satisfacen la demanda de aficionados millonarios a la cetrería y a las carreras de rapaces. Muchos de ellos están convencidos de que los ejemplares de origen salvaje tienen mejor genética que los criados en cautividad.
Implicaciones futuras
El tráfico de huevos de aves en peligro de extinción es una práctica que pone en riesgo la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas. La actividad criminal de personas como Jeffrey Lendrum pone de manifiesto la necesidad de reforzar las medidas de vigilancia y protección de estas especies para evitar su explotación ilegal y su desaparición.
Cierre
Es crucial concienciar a la población sobre los peligros del tráfico de huevos de aves protegidas y promover la denuncia de estas actividades delictivas. La preservación de la fauna silvestre es responsabilidad de todos y debemos trabajar juntos para garantizar un futuro sostenible para las especies en peligro de extinción.